La Habana sorprende al visitante en cada
rincón. Desde la colonial Habana Vieja, el ritmo de Centro Habana y las anchas
calles del Vedado, la magia de esta nación se respira por doquier. Ho queremos
compartir contigo una curiosidad de un sitio que ha formado parte esencial de
nuestra historia nacional.
Muchas historias y curiosidades rondan la
Universidad de La Habana. Una de las más interesantes está relacionada con su
Alma Mater, símbolo de este centro, el más antiguo de su tipo en Cuba.
Monjes dominicos de la Orden de Predicadores
la fundaron en 1728 y originalmente se encontraba ubicada en La Habana Vieja.
No es hasta el año 1902 que la institución se traslada a su ubicación actual en
el Vedado Habanero. Esa edificación, en la intersección de la calle L y San
Lázaro, fue declarada Monumento Nacional en 1978.
Allí, entre su arquitectura neoclásica, justo
entre el Rectorado y la simbólica escalinata de la entrada, se encuentra el
Alma Mater.
La escultura es obra del checo Mario Joseph
Kórbel (Osek 1882- Estados Unidos 1956). Según los historiadores, su
construcción comenzó en 1919 y culminó al año siguiente, bajo el sello de la
compañía RomanBronze Works, de Nueva York.
Inicialmente estuvo ubicada en otro espacio de
la universidad, cerca de la Plaza Ignacio Agramonte. En 1927 fue situada en el
lugar donde podemos verla hoy. Allí, los arquitectos cubanos Félix Cabarrocas y
Evelio Govantes, construyeron un pedestal para emplazarla. Un año después, en
1928, quedaría terminada la escalinata y con ella el paisaje perfecto para
recibir a los estudiantes, cada año.
Este símbolo fundido en bronce fue inspirado
por dos mujeres. Para conformar el cuerpo, Kórbel tomó como referencia a una
mulata, cuya identidad, por desgracia, quedó sepultada en el tiempo: de ella no
se sabe nada. Por otra parte, el rostro del Alma Mater se lo debemos a
Feliciana Villalón Wilson, conocida como Chana, una joven que en aquel entonces
solo tenía 16 años.
Dicen que aquella combinación de rasgos
faciales con el cuerpo sensual y voluptuoso se debe a que inicialmente el
monumento simbolizaría a Palas Atenea.
Lo cierto es que hace unos años, la hija de la
modelo, la pintora Feliciana Menocal Villalón,
a sus 76 años, le confesó al periodista Mario Cremata que en realidad a
Korbel de quién le hablaron fue de su tía Carmen, que era la más bella de las
tres hermanas. “Cuando viene a esta casa a reunirse con ella, mi abuelo le
presenta al resto de sus hijos. Es entonces cuando sucede lo inesperado: el
escultor se deslumbra por Chana y abandona la propuesta inicial porque
consideraba que Chana tenía un rostro más maternal”.
Después de 1959, Feliciana Villalón Wilson, la
musa que inspiró el rostro del Alma Mater de la Universidad de La Habana, vivió
más de diez años en Varadero. Ya en 1980, por problemas de salud, su familia
decide traerla de vuelta a La Habana, donde murió en noviembre de 1984.
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