sábado, 14 de julio de 2018

El Prado habanero: visita obligatoria




Visitar La Habana y no pasear por el Prado, sería como visitar París y no ver la Torre Eiffel. En la actualidad, el Paseo del Prado es un majestuoso boulevard arbolado que se extiende desde la Fuente de la India y el Parque de la Fraternidad hasta la fortaleza de San Salvador de la Punta y el Malecón, atravesando las zonas más concurridas de La Habana Vieja y a tan solo una manzana de la Calle Industria, que marca el límite con Centro Habana.

Es un lugar que nos recuerda porque la capital de Cuba no pertenece al mundo real, es un punto y aparte de todo. Eso es el Paseo del Prado: un sitio donde es fácil perderse y sentirte dentro de una aventura, una locura y un remanso de paz, todo depende de donde estés y del momento del día.
Por el Paseo del Prado hay que caminar con la vista bien alta, siguiendo la estela de edificios, algunos derruidos, otros desafiantes al paso del tiempo, pero todos con mucha vida detrás.

El bulevar es, sin duda, el más bello de la ciudad; está todavía ebrio de mármoles y, al igual que su gemelo madrileño, deambula cerca de los principales museos, como el Nacional de Bellas Artes o el de la Música y de algunos de los hoteles históricos de la capital como el Sevilla y el Plaza.

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